Ailex Marcano Fabelo llegó a Estados Unidos a finales de mayo de 2024. Fue forzada al exilio por hacer lo que cualquier madre haría: defender a su hijo, que hace cuatro años fue arrestado tras participar en las mayores manifestaciones contra el gobierno cubano en más de medio siglo.
“Mi hijo fue secuestrado en mi propia casa en Camagüey, como si fuera un delincuente”, recuerda Ailex.
Ángel Jesús Velis Marcano fue condenado a seis años de prisión por manifestarse el 11 de julio de 2021, cuando miles de cubanos salieron a las calles para exigir libertad y mejores condiciones de vida.
Ailex nunca imaginó que aquel día cambiaría su vida para siempre. “Yo me transformé en otra persona… dejé de ser todo y me convertí únicamente en madre, en cubana, en patriota”, afirma.
La policía la acosó desde que su hijo fue encarcelado. “Me acusaban de ser la culpable de su sufrimiento solo por denunciar las condiciones inhumanas a las que lo someten”.
Ailex Marcano Fabelo tras su llegada a Estados Unidos
“Soy su mamá, soy su papá, soy todo lo que él tiene en la vida y nos hicieron separar”, cuenta. En 2024, tras intensas presiones de la Seguridad del Estado sobre Ángel Jesús, amigos en el exilio gestionaron un parole humanitario para Ailex y su padre. “Mi hijo decidió por mí. Me pidió que saliera, que me alejara, porque ya no soportaba que me siguieran haciendo daño”.
A cuatro años del 11 de julio, Ailex Marcano sabe que su voz sigue "resonando en cada oficina de la Seguridad del Estado”.
El precio que ha pagado por defender a Ángel Jesús es alto. Su vida, como la conocía, ya no existe. “Siempre voy a alzar mi voz con toda mi voluntad y con todo mi infinito amor... Ellos quieren que se olvide, pero no se va a olvidar. Mientras existamos madres, vamos a estar alzando nuestras voces".
“Lo que yo he vivido no se lo deseo a nadie. Pero hay muchas madres que sufren lo mismo o peor y no tienen voz. Yo alzo la mía por todas”.
Ailex Marcano Fabelo, madre del preso político cubano del 11J Ángel Jesús Velis Marcano
Velis Marcano fue detenido por el régimen cubano una semana después de las manifestaciones. Antes de las protestas era deportista y se graduó como profesor de Educación Física. Cumple su condena en la prisión de Kilo-8, en Camagüey.
El régimen lo ha puesto junto a presos comunes, algunos sentenciados por delitos graves.
“Aunque mañana lo liberen, ya nada será igual. La prisión de mi hijo y la represión que vivimos nos cambiaron para siempre”. No obstante, afirma que ese cambio le dio también una claridad profunda sobre el valor de la libertad y la dignidad.
La esperanza sigue viva, dice. “Creo firmemente que Cuba va a cambiar. No sé cuándo, pero sí sé que ya no hay vuelta atrás. El pueblo está despertando”.