Cuatro años después de las masivas manifestaciones del 11 de julio de 2021, el opositor y exprisionero político Jorge Luis García Pérez “Antúnez” asegura que ese día cambió su vida radicalmente.
Su hermano, Loreto Hernández García, y su cuñada, Donaida Pérez Paseiro, permanecen tras las rejas por participar pacíficamente en las históricas protestas. "Tengo el dolor y el honor de tener a dos miembros de mi familia en el presidio político”, declaró Antúnez, exiliado en Estados Unidos.
“Yo me siento orgulloso de mi pueblo, pero más aún de mi familia. El único que no salió fue mi sobrino, porque tenía ambas piernas fracturadas... Nos demostró que todos los años de lucha no fueron en vano", comentó.
El líder opositor describió las protestas como un parteaguas para los cubanos. “Fue la chispa que llevábamos años esperando, la certeza de que éramos muchos más de lo que creíamos. Yo, que estaba en el exilio, no podía creerlo. Mi primera frase fue: ‘No creí que éramos tantos’”.
Su hermano, Loreto Hernández, sacerdote yoruba y líder de la Asociación Yorubas Libres de Cuba, cumple una condena de siete años de cárcel. Donaida Pérez Paseiro, también sacerdotisa y activista con una extensa trayectoria en la lucha por los derechos humanos, fue condenada a ocho. "Ambos salieron a las calles de manera pacífica. Donaida insistía: ‘Señores, no se dejen provocar, esto es pacífico’”, relató Antúnez.
Pérez Paseiro, líder de varios grupos opositores, entre ellos el Frente Nacional de Resistencia Cívica Orlando Zapata Tamayo, recibió el Premio Pedro Luis Boitel a los Derechos Humanos. Loreto Hernández había sido arrestado en varias ocasiones por su activismo, incluyendo protestas a favor de presos políticos.
“Cuando ellos fueron a prisión, dejaron solo a su hijo, Dairon”, explicó. “El muchacho se enfermó de los nervios. Imagínese el trauma: en Cuba es común tener al padre preso, pero tener a los dos padres encarcelados es extremadamente duro”.
Loreto y Donaida, declarados prisioneros de conciencia por Amnistía Internacional, han sido presionados para retractarse públicamente y aceptar el exilio a cambio de su liberación. “Les han propuesto salir del país si renuncian a su fe religiosa y se retractan políticamente. Nunca lo han hecho. Nunca han podido hacerles la más mínima mella”, aseguró Antúnez.
Hernández enfrenta graves problemas de salud: padece neuropatía diabética, cardiopatía isquémica, asma bronquial e hipertensión arterial. Pese a ello, no ha accedido a los programas de reeducación del sistema penitenciario cubano.
“A Loreto lo han golpeado por gritar ‘Patria y Vida’. Lo secundaron otros presos y le dieron una paliza”, dijo su hermano y señaló que las comunicaciones tanto con él como con Donaida son limitadas, vigiladas y, en ocasiones, interrumpidas por las autoridades penitenciarias.
A Pérez Paseiro, excarcelada en enero tras conversaciones entre el régimen y el Vaticano, le fue revocada la libertad condicional en junio pasado.
“Cuando salió de prisión la gente la paraba en la calle para mostrarle respeto. Las jabas que reciben muchas veces las preparan vecinos, incluso personas que no conocemos. Eso habla de la simpatía que tienen con la gente del pueblo”, señaló Antúnez.
Cuatro años después el exprisionero político considera que las mismas causas que motivaron a las personas a salir a las calles se han recrudecido. “Estamos convencidos de que otro 11 de julio estallará en el rostro de la dictadura, y será definitivo”, concluyó.
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